OBJETIVO DE ESTE BLOG

Como miembro de la Sociedad de Socorro desde hace muchos años, y habiendo tenido la oportunidad de compartir diversas experiencias con diferentes mujeres tanto en barrios como en ramas en cuanto a esta organización en varios lugares de Europa, quisiera compartir con las demás hermanas del mundo a través de este Blog, lo que para mí sería "una Sociedad de Socorro ideal".

lunes, 25 de febrero de 2013

LOS ORÍGENES DEL PROGRAMA DE LAS MAESTRAS VISITANTES


-Sacado del libro Hijas en Mi Reino-

En 1843, debido al crecimiento  de la población de Nauvoo, Illinois, los SUD de la ciudad fueron organizados en cuatro barrios. En una reunión efectuada el 28 de Julio de ese año, las líderes de la Sociedad de Socorro nombraron un comité visitante de cuatro hermanas en cada barrio
Las responsabilidades más importantes de este comité visitante eran evaluar las necesidades y recolectar donativos que consistían en dinero, alimentos y ropa.
Cada semana, los comités visitantes entregaban los donativos que habían recolectado a la tesorera de la Sociedad de Socorro, y la Sociedad de Socorrro utilizaba estos donativos para brindar ayuda y socorro a los necesitados.

Esta práctica continuó hasta bien entrado el s. XX. Por lo general, las hermanas asignadas a realizar las visitas portaban canastas y recibían artículos tales como fósforos, arroz, bicarbonato de sodio y fruta envasada. Se utilizaba la mayoría de los donativos para cubrir las necesidades locales, pero otras se usaban para satisfacer necesidades a miles de kilómetros de distancia. Por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial, las hermanas de la Sociedad de Socorro en los Estados Unidos recolectaron, clasificaron, remendaron y empacaron más de 500.000 artículos de vestimenta y los enviaron a Europa.
Además de recolectar donativos, los comités visitantes evaluaban las necesidades de los hogares que visitaban. Informaban sus observaciones a las líderes de la Sociedad de Socorro, quienes organizaban la labor de ayuda.

El presidente Joseph F. Smith contó sobre una ocasión en que vio a las hermanas de la Sociedad de Socorro brindando amor cristiano desinteresado a una familia:
"No hace mucho tiempo tuve el privilegio de visitar uno de nuestros poblados en una remota estaca de Sión, en una época en que prevalecía allí mucha enfermedad y aunque habíamos estado de viaje varios días y llegamos a la población ya tarde en la noche, se nos pidió que acompañáramos al presidente para visitar a algunos enfermos. Encontramos a una pobre hermana postrada en su lecho de enferma, en condición crítica; su infortunado esposo estaba sentado junto a ella, casi abrumado por la terrible enfermedad de la esposa, quien era madre de varios niños pequeños que se agrupaban alrededor de ambos. La familia parecía encontrarse en una condición de extrema pobreza.
Al poco rato llegó a la casa una amable mujer de aspecto maternal, llevando consigo una canasta que contenía alimentos nutritivos y algunas golosinas para la afligida familia. Al preguntar quién era, supimos que había sido asignada por la Sociedad de Socorro del barrio para cuidar y velar por la hermana enferma durante esa noche. Estaba allí preparada para atender a los niños y para asegurarse de lavarlos, alimentarlos y acostarlos en forma apropiada, para arreglar la casa y hacer que la situación fuera lo más cómoda posible para la mujer enferma y para la familia. Supimos también que había otra buena hermana asignada para relevarla al día siguiente. Y así, día tras día, aquella pobre y afligida familia recibió cuidado y atención bondadosos de las hermanas de la Sociedad de Socorro hasta que la enferma se alivió de sus sufrimientos al recuperar la salud.
Además, supimos que aquella Sociedad de Socorro estaba tan bien organizada y ordenada que todos los enfermos de la colonia estaban recibiendo atención y cuidados similares para su consuelo y amparo. Nunca había visto yo tan claramente ejemplificadas la utilidad y la hermosura de esta organización grandiosa como en el ejemplo que allí presenciamos, y pensé cuán lleno de gracia fue que el Señor inspirara al profeta José Smith para establecer tal organización en la Iglesia."

El programa de las Maestras Visitantes como un ministerio espiritual:
Aunque las Maestras Visitantes siempre se han ocupado de las necesidades temporales de las personas y las familias, también han tenido un propósito superior. La hermana Eliza Snow, cuando fue la segunda Presidenta  General de la Sociedad de Socorro, enseñó:
"Considero el oficio de maestra visitante como un oficio elevado y sagrado. Confío en que las hermanas no crean que sólo consiste en pedir para los pobres. 
Ustedes desearán estar llenas del Espíritu de Dios, de sabiduría, humildad y amor, para que en caso de que ellas no tengan nada para dar, no sientan temor ante su visita."
Aconsejó a las Maestras Visitantes que se prepararan espiritualmente antes de visitar los hogares a fin de que pudieran determinar y satisfacer tanto las necesidades espirituales como las temporales
"Una Maestra Visitante debería tener consigo el Espíritu del Señor al entrar en una casa lo suficiente como para saber qué impresiones tiene al llegar allí... Supliquen ante Dios a fin de que puedan reconocer el sentimiento que prevalece en esa casa... y entonces quizá deseen expresar palabras de paz y consuelo. Y si hallan a una hermana en frialdad, llévenla a su corazón como tomarían a un niño en los brazos y denle abrigo."


En 1916 se pidió formalmente a las Maestras Visitantes que además de brindar servicio temporal, enseñaran un tema del Evangelio cada mes.
En 1923 la Presidencia General de la Sociedad de Socorro instituyó mensajes mensuales uniformes para todas las Maestras Visitantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario